Entrevista a Eduardo Quiles
A- ¿Cómo te definirías?
E- Soy un escritor independiente, sólo dependo de los límites de mi creatividad.
Llevo escritos más de 50 obras teatrales entre obra larga, monólogos y minipiezas. De entre las obras teatrales citaría La marquesa de La Habana, La ira y el éxtasis, Una Ofelia sin Hamlet, El que robó a mi mujer (vagabundo anarquista es contratado como mayordomo en una mansión donde la anfitriona es como una Bella Durmiente en manos del aburrimiento). Citaría también El frigorífico, El virtuoso de Times Square, La navaja, El adiós de Elsa. A su vez llevo escritas media docena de novelas y relatos. También cultivo, aunque no de forma asidua, la poesía. De modo que por los dramas escritos sería dramaturgo y por la narrativa, novelista.
A- ¿Desde cuándo te intereso la escritura?(si se puede denominar así)
E- Fue una vocación temprana, empecé con relatos cortos y poemas. A los 20 años escribí una novela como aprendizaje con el título Almas desnudas. Luego el teatro escrito tocó el timbre de la imaginación creadora y hasta hoy. Aunque debo matizar que el teatro me cedió más estímulos que la narrativa. No hace mucho recibí un galardón en Buenos Aires por mi cuento El café de los sueños. Volviendo al teatro, tuve la fortuna de estrenar cuatro obras, si incluimos una ópera, en salas pequeñas de Manhattan, (Off-Off-Broadway). Para neoyorquinos exigentes, el circuito teatral más creativo de la Gran Manzana. También la Universidad de Nueva York produjo una obra mía con el título The Employee. Por cierto que hoy con más de cinco millones de desempleados en España la obra, sólo por el tema, debería merecer el interés de los señores de la escena.
A- ¿Cuáles son tus fuentes de inspiración?
E- El hecho existencial vivido con intensidad. El compromiso con tu hora histórica. Su perfil de sociedad injusta y con tan acentuadas desigualdades. La utopía de mejorar el tiempo que te tocó en suerte vivir. El objetivo al escribir es alcanzar el corazón y la mente del público/lector, haciendo una síntesis entre pensamiento e imaginación creadora.
A- ¿Quiénes son tus referentes?
E- En teatro, los trágicos griegos, en especial Sófocles. Shakespeare. Las farsas del Siglo de Oro. Los maestros más cercanos: Strinberg, Brech, sobre todo La ópera de perra gorda, Anohuil, Dürrenmatt, Max Frischt.
A- ¿Cuál es el procedimiento que sigues a la hora de realizar tus trabajos?
E- Normalmente la idea, motor, de una obra, te puede sorprender en un parque, en un avión, en el supermercado, eres el primero sorprendido. A veces buscas la idea, la incitas, la reclamas para que sea una generosa musa y te visite. Una estrategia es quedarte a oscuras en tu estudio oyendo Radio Clásica. Y por citar a un compositor:
las cantatas de Bach suelen crear un ambiente idóneo para que la creatividad se active.
A- ¿Cómo ves el panorama actual en España?
E- Yo he vivido en tres continentes, de pequeño en África del Norte. Mi padre fue nombrado Delegado de Hacienda en Larache. En la escuela pública tenía un árabe a un lado y un judío al otro. El zoco chico, el zoco grande, las mujeres con media cara tapada con un velo, las mezquitas, las sinagogas, los minaretes, oyendo al amanecer desde la cama al imán reclamando a la oración. Los viajes a Tetuán, la visita a Tánger. A los cinco años creí estar viviendo un cuento interminable de Las mil y una noches. Un mundo mágico. El mejor de los regalos para un futuro escritor. También viví en la ciudad de México siendo profesor de guiones en un Organismo de la Unesco, y ya desde España viajé por Europa y EE.UU. para estrenar obras mías y tratar de explicar las líneas maestras de mi teatro, que denomino Teatro del personaje. El personaje es el mayor reto de un dramaturgo, de un guionista de cine y también de un novelista. No es un azar que Shakespeare esté vivo gracias a sus grandes personajes. No es una casualidad que la pluma de Cervantes diera lo mejor de sí misma con la creación de don Quijote. Respecto al panorama del arte y la literatura aquí en España, todo es más complicado, una realidad de obstáculos a unos y proteccionismo y blindajes a unas minoría. Un día., a raíz de estrenar El Frigorífico en Nueva York, el cónsul español me decía: en España siempre están los mismos. Tal vez tenga algo que ver su realidad histórica de carencias. No es precisamente un país de oportunidades más bien de fuga de cerebros y luego está la frase los escritores no se leen, se vigilan. No sé de quién es, pero no pude evitar la sonrisa cuando supe de su existencia. Yo escribí una farsa titulada El hombre de las mil puertas donde en clave de farsa un vendedor de puertas las ofrece para que puedan sustituir a esa situación de puertas cerradas tan familiar a la experiencia vital de los ciudadanos sean artistas o no.
A- ¿Cuándo comenzaste, pensaste en llegar donde estás hoy?
E- Mi sobras de teatro me han permitido viajar y conocer ciudades como Londres, Nueva York, Los Angeles, Berlin, Estocolmo, Oslo, Munich, Frankfurt, y un largo etcétera. También la revista Art Teatral que fundé en Valencia me llevó a Roma, Paris, Nueva York, Caracas, no, no puedo quejarme. Aunque la asignatura pendiente es dar salida a mi narrativa. Empecé a escribir El carnaval del relajo en la ciudad de México y terminé casi toda la novela en Valencia. Quería escribir una novela sobre mis vivencias en México. Un día cruzando el Río Bravo en dirección a la frontera de EE.UU., oí un corrido que salía de una taberna. Aludía a Lucio Cabañas, un maestro rural, quizá influido por el Che, que para luchar contra la desigualdad y la hambruna de México, cambió el aula por un fusil y se echó a la sierra de Guerrero con un puñado de seguidores para caer acribillados por el ejército. Viví esa realidad desde la redacción de un periódico donde era columnista. Hablamos de la década de los años 70, de la utopía de liberar a los desheredados. Por eso escribí El carnaval del relajo, que al publicarse en la desaparecida editorial Prometeo interesó de inmediato a la agencia Carmen Balcells.